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1ª edición.
Recopilación de trabajos sobre los comienzos del cristianismo en Palestina. Los dos primeros capítulos estudian la transmisión de los recuerdos sobre Jesús en la tradición oral y en el Documento Q. Otros tres están dedicados a algunos aspectos centrales del ministerio público de Jesús (su actitud filial, sus exorcismos y sus sanaciones). Los cuatro restantes, en fin, indagan sobre los primeros grupos de discípulos que continuaron el proyecto iniciado por Jesús en Galilea y Judea. El estudio de estos primeros grupos de discípulos reviste una especial dificultad, porque es muy poco lo que las fuentes nos dicen directamente acerca de ellos, pero esta etapa de los comienzos del cristianismo es tan importante que merece la pena intentar conocerla un poco mejor.
En este libro se recurre con frecuencia a modelos de las ciencias sociales para recuperar contextos y comprender fenómenos que hoy nos resultan lejanos o extraños. Esta forma de abordar los antiguos textos cristianos ayuda a hacer preguntas para tratar de recuperar el mundo de relaciones y valores que sus autores y destinatarios compartían. No se trata, en absoluto, de reducir el mensaje de los textos a categorías sociales, sino de iluminarlos para comprenderlos en toda su profundidad.
La figura de Jesús de Nazaret siempre ha resultado fascinante. Probablemente no haya otro personaje en la historia mundial comparable en cuanto a influjo y trascendencia. Precisamente su magnitud es la que hace imposible la tarea de abarcar la figura de Jesús desde una única perspectiva. Por eso resulta oportuno que, en un momento como este en que los estudios sobre el Jesús histórico se han difundido tanto, se lleve a cabo un balance de lo que ha supuesto la investigación sobre Jesús, el hombre que vivió y murió en Palestina hace veinte siglos. Esta investigación sobre el Jesús de la historia no es asunto exclusivo de exegetas, historiadores y teólogos, sino que, en realidad, revela el deseo de un diálogo abierto entre la fe y la cultura, dado el carácter fundante de la persona de Jesús para la tradición religiosa que hunde sus raíces en él y la sensibilidad hacia lo histórico de nuestra cultura occidental. Por otra parte, el hecho de que la persona y la vida de Jesús de Nazaret -no solo su mensaje- constituya la base ineludible de toda teología cristiana, hace que elementos indispensables de esa teología -como la dignidad, la utopía, la salvación o la misma imagen de Dios- necesariamente deban confrontarse con los datos sobre Jesús que hoy nos proporcionan la historia, la arqueología o las ciencias sociales.